C'est moi



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domingo, 25 de enero de 2009

¿Terquedad o estupidez?

De nuevo la situación hipotética: Juanita insiste e insiste en ser amiga de Pepito. Pero Juanita no es una niña común (creo que no es normal) por lo que tampoco puede ser una amiga común (o normal). Juanita parece ser de ese tipo de personas que está acostumbrada a destacar en todo lo que hace: excelente alumna, deportista, culta, políglota… toda una caja de monerías; por supuesto, su vida social es otro aspecto en el que tiene que destacar. Volviendo a su amistad poco normal, Juanita decidió que, a pesar de lo que pueda pensar Fernandita, es buena idea mandarle mensajes a Pepito todo el día, ponerle apodos a diestra y siniestra e inventar una cantidad de chistes locales a la velocidad de la luz. Juanita está perfectamente conciente, parece, de que ella está siendo la principal dificultad en la relación entre Pepito y Fernandita, pero no está dispuesta a dar un paso atrás. En todo caso, si la relación es un obstáculo y Fernandita no puede lidiar con eso, entonces que ella se haga para atrás; ultimadamente ¿por qué debería importarle a Juanita? O peor aún, Juanita no se ha dado cuenta de la cantidad de daño que está haciendo, no sólo a Fernandita, sino a Pepito, su entrañable amigo. ¿Es terca o simplemente estúpida?

Solución: primero habrá que definir si Juanita es terca o estúpida… o una terca muy estúpida… o una estúpida muy terca. En cualquier caso, creo que ninguna de las dos “condiciones” puede superarse. Si es terca, terca será; si es estúpida… bueno.

¿Qué tan sano puede ser el egoísmo? ¿Cuándo hay que ponerle límites y empezar a ser altruista? No puedo afirmarlo, pero creo que si yo fuera Juanita (sin ser terca y/o estúpida) sabría que es momento de retirarme del escenario. No se trata de no volverle a hablar a Pepito, simplemente de marcarme ciertos límites y ser una amiga normal. Una amiga de esas a las que sólo saludamos en los pasillos de la escuela, con las que platicamos por Messenger algunos días de la semana, a las que les mandamos mensajes en días especiales y con las que, de vez en cuando, nos tomamos un largo café (que no necesariamente termina en noche de cervezas y billar); se trata de ser una de esas amigas que siempre están ahí, sin tener que estarlo presencialmente todo el tiempo. Ese es el tipo de amiga que yo suelo ser.

Por otro lado, viendo un triángulo como el de Juanita, Pepito y Fernandita, uno no puede más que pensar que, descartando la terquedad y la estupidez, Juanita tiene algún “interés” en Pepito diferente a la amistad que tanto necesitaba. Si ese es el caso, se perdonaría el egoísmo y entonces sí: que inicie la batalla entre dos mujeres por un hombre. Si no es el caso, alguien deberá retirarse o ¿es que pueden más la terquedad y la estupidez que el amor y el sentido común? Sé que a mí no me gustaría cargar en la conciencia el peso de haber destruido una relación muy cercana a la perfección, pero ¿quién soy yo para opinar?

1 comentario:

  1. Prima, deberias opinar. tienes la razon. La unica forma de no tenerla es: tener la razon y estar casado al mismo tiempo.

    Todos tenemos la razon, porque la razon es sagrada, la razon es buena, la razon es definitiva.

    Todos tenemos la razon. Porque la compramos o porque la tenemos o porque nos lo creemos o porque nadie nos discute o porque no hay nadie en casa.

    Todos, todos, todos, tenemos la razon. Altos o bajos. Feos o gordos. Guapos o taxistas. Dioses o policias.

    El perro tiene razon cuando riega las esquinas. Mama tiene razon porque no tiene trabajo. Ella tiene razon porque no tiene dinero.

    Tener la razon es facil: Basta con tener hijos, empleados, pareja, meseros, alumnos, soldados, tios feos, amigos timidos, animales domesticos, peces de colores.

    ¡Que satisfaccion saber que el atun nunca te lleva la contraria!

    ¿Por qué? Porque tienes razon.

    Todos, todos, todos tenemos la razon, porque la razon es buena, es santa, es el mejor invento desde el agua mineral. Y en el ultimo caso siempre se puede uno comer el atun si este se atreve a replicar.

    Porque todos, todos, todos, todos, todos tenemos la razon.




    Ahora esta en ti decidir quien tiene la razon, prima.

    PD: Suena mamon pero me siento como un sabio urbano

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