C'est moi



Je veux de l'amour, de la joie, de la bonne humeur... découvrir ma liberté... bienvenue dans ma realité.

sábado, 31 de enero de 2009

¿Love goes on?

Hay ciertas frases que cualquier actor de teatro debe saber y apegarse a ellas como una biblia. En primer lugar “rómpete una pierna” para desear suerte a cualquier actor o actriz antes de salir a escena; “mucha mierda”, en segundo, cuando se junta todo el elenco antes de iniciar la función, esperando que salga excelente; finalmente, “la función debe continuar”. Esas cuatro palabras tienen un significado poderosísimo, pues indican a actores y producción que no importa lo que pase, los errores, los accidentes, cosas imprevistas o lo que sea, la función siempre debe seguir. El público pagó un boleto y no se vale que al primer detallito que se sale un poco de control se cancele todo y se deje a los espectadores sin saber en qué acaba todo el enredo dramático.

En la vida real, sin actores, escenarios y telones, son muchas las veces en las que quisiéramos simplemente tirar la toalla y esperar que el siguiente acto sea mejor que el actual. Sin embargo, si incluso en el teatro se debe continuar (considerando que siempre está la posibilidad de detener la obra), en la vida real no hay forma de bajar el telón y entrar en huelga hasta encontrar un guión que nos guste. Así, tal como en el mundo dramático, la vida debe continuar… y continúa. Por lo menos, las personas reales fuera de los escenarios no tienen un guión que seguir y la condición de llegar al final que está escrito en él. Todo lo contrario, las personas de carne y hueso tenemos la oportunidad, que no siempre la capacidad, de elegir el rumbo que tomará nuestra obra personal cada día, cada hora, cada minuto. Todos los detalles imprevistos y circunstancias que salen de nuestro control nos hacen torcer el rumbo, retroceder, replantear las metas, soñar nuevos finales y, a veces, cerrar capítulos y empezar de nuevo.

¿Sucede lo mismo en el amor? Sin importar lo que pase ¿el amor también debe continuar? Uno de los aspectos más apasionantes en la vida de cualquier ser humano es el amor; no hay nada que se parezca a la sensación de enamorarse, de sentir mariposas en el estómago, de pensar todo el tiempo en otra persona y sonreír mientras se flota de nube en nube. Pero, tristemente, el amor también duele y complica las cosas de una forma impresionante. A veces, el dolor parece excesivo, nubla la vista, confunde la razón y corta los cables de comunicación entre el cerebro y el corazón. Esos son los momentos en los que, si estuviéramos en el teatro, diríamos que la función debe continuar; finalmente, no importan los actos intermedios, al final siempre hay un final feliz (o eso me gusta pensar). Pero ¿de verdad es posible continuar en el amor?

Como todo en la vida real, el amor entre dos personas no se basa en un guión escrito de antemano. Como todo en la vida real, el amor se escribe y define a sí mismo día a día. Como todo en la vida real, en el amor también es necesario, a veces, detenerse un poco pensar, retroceder, torcer el rumbo o cerrar capítulos. Pero, como no todo en la vida real, el amor es algo que cuesta y duele pensar, que no se puede controlar o predecir, y que no es algo sencillo de cambiar. Cuando encontramos obstáculos en la vida debemos superarlos y enorgullecernos de no habernos dejado caer; cuando encontramos obstáculos en el amor, en teoría, tampoco debemos dejarnos caer. Sin embargo, ¿cómo podemos saber si en verdad es un obstáculo o si es una piedra gigante que, sin importar nuestro esfuerzo, jamás lograremos quitar de en medio? ¿Hasta cuando el amor debe continuar?

No creo tener respuestas; tampoco creo que las haya. Como ya he dicho, porque es algo de lo que estoy convencida, el amor no se piensa, sólo se siente. Y si se siente que ya no debe/puede continuar… estamos en problemas.

2 comentarios:

  1. Hace poco fui al teatro y en una escena algo fuerte, una persona del público tuvo algún problema de salud (por el caos no se supo qué le estaba pasando pero me imagino que se desmayó convulsionándose). Bajó el telón y se prendieron las luces. El público tuvo que esperar un buen rato mientras llegaba un doctor, revisaba a la persona en su lugar y se la llevaban… La función volvió a empezar para mostrar ya solamente el mediocre final de la historia… tiempo muerto.

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  2. El amor no se piensa, sólo se siente... o no se siente. Duro.
    mrn

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