C'est moi



Je veux de l'amour, de la joie, de la bonne humeur... découvrir ma liberté... bienvenue dans ma realité.

domingo, 13 de septiembre de 2009

Nuevas experiencias, nuevas perspectivas

Y estas son algunas experiencias de los últimos días:

1.- Una mujer nacida en 1950 hablando de cómo su sueño era ser rica para tener un refugio antibombas en su casa a fin de proteger a su familia, sin estar segura de querer salir a un mundo post bomba atómica.

2.- Un grupo de jóvenes amarrando listones en un obelisco dedicado a la paz.

3.- Un par de vueltas por Reforma en el que concluimos que no queremos llegar a dar la respuesta que tantas veces hemos escuchado: “mi generación lo intentó y no pudo; ahora les toca a ustedes, tengo confianza en los jóvenes.”

4.- Una distancia verdaderamente pequeña entre Ban Ki-Moon y yo y la sensación de saber la importancia de ese hombre y lo poco que le importa a tanta gente que conozco.

5.- Un mal cálculo de edad a una señora que bailaba cumbia mejor que muchos de nosotros; yo le calculé 56 como máximo… tenía más de 80.

6.- Un discurso, interrumpido mil veces por aplausos, de un hombre muy joven que ha cambiado muchas cosas grandes en Costa Rica.

7.- Un símbolo humano de paz coordinado desde una terraza y realizado después de muchos gritos bajo el sol.

8.- Un listón y una hoja amarrados con deseos que vuelan en el aire… muchos los criticarán, pero nunca entenderán la energía del momento.


Hoy, después de haber corrido toda una semana creyendo que podía cambiar el mundo, tengo una serie de sentimientos encontrados. Aún no terminó de digerir todo lo que vi, escuché, leí y aprendí en estos días. Sin embargo, estoy convencida de que no estoy sola; la experiencia sirvió para demostrar que un pequeño cambio, una pequeña idea, en un pequeño grupo de personas puede iniciar algo… ¿grande? no lo sé aún.

Un amigo (el que se encuentra muy lejos) me dijo que le daba gusto verme tan movida, pues significaba que no me quedaría esperando. Cuando pedí una explicación sobre su comentario me dijo algo impresionante, arrollador: “a la gente que espera se le va la vida.” En definitiva, no creo que a mí se me vaya la vida; no obstante, me asusta ir por la vida, nada más… Me asusta no saber que estoy logrando algo, que estoy creciendo y cambiando, que estoy dejando una pequeña huella. Me asusta voltear hacia atrás y ver logros aislados, pero nada interconectado; descubrir que después de tanto movimiento terminé parada en el lugar donde empecé. Me aterra, sobre todo, terminar sumida en la inercia del entorno, darme por vencida y convencerme de que las cosas no van a cambiar, que no las puedo cambiar.

Pero, por otro lado, me entusiasma ver a gente que piensa igual que yo; gente que siente y se mueve como lo hago yo. Me motiva pensar que, aunque sea por un segundo, estuvimos convencidos de que podemos cambiar el mundo… y de que lo cambiaremos. Hoy me definí como una “wilsoniana con frustraciones”, y supongo que lo seguiré siendo toda mi vida… lo importante es no dejar que las frustraciones me superen, pues ahí será cuando todo estará perdido.

Esta semana fue de las más intensas de mi vida, pero también una de las mejores experiencias. Y lo mejor de todo fue la oportunidad de conocer a personas increíbles en el camino; personas que pretendo seguir viendo, con las que espero seguir trabajando, soñando y luchando. Porque cualquier gran cambio empieza con uno pequeño; porque cualquier gran acción empieza por una pequeña; porque cualquier gran idea inicia con un pensamiento echado al aire en cualquier momento; porque, en lo que digiero todo esto, no pretendo perder la energía que adquirí en estos días.

Hay experiencias que nos hacen crecer, otras que nos ponen a pensar, y algunas más que nos obligan a torcer un poco el rumbo… Pero pocas veces en la vida tenemos experiencias que cambien completamente nuestra perspectiva de tantas, tantas cosas.


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