C'est moi



Je veux de l'amour, de la joie, de la bonne humeur... découvrir ma liberté... bienvenue dans ma realité.

domingo, 23 de agosto de 2009

Cuestión de química

Desde mi primera clase de “Introducción a la Física y a la Química” (IFQ) en primer año de secundaria me di cuenta de que esas serían materias con las que debería partirme el coco y con las que, en verdad, no quería tener nada que ver en mi vida. Para mi sorpresa, con todo y que escogí estudiar una carrera lo más alejada posible de las ciencias exactas, resulta que tengo que lidiar con cuestiones de física y química todos los días. No, no tengo que calcular la masa atómica de ningún elemento ni adivinar a qué velocidad debe ir un vehículo para recorrer cierta distancia en un tiempo determinado… afortunadamente. No obstante, resulta que el amor sí tiene algo que ver con cuestiones científicas más allá del puro corazón… o al menos eso parece últimamente.

En cuanto a lo físico no es muy complicado: te gusta o no te gusta una persona, la encuentras atractiva o no (aunque haya tantos cánones de belleza como personas en el planeta). La parte verdaderamente interesante es lo relacionado con la química, que, a la vez, puede explicarnos mucho sobre por qué alguien nos gusta o no. Algunas veces he escuchado explicaciones bizarras sobre feromonas y reacciones químicas en el organismo dependiendo de la persona con la que nos encontremos. Tales argumentos me parecen lo más antiromántico y alejado del ser humano que alguien podría pensar, es decir, nos colocan como simples animales que responden a impulsos y buenos olores. Últimamente, sin embargo, no he podido dejar de preguntarme si habrá algo de cierto en esta forma de ver al amor. ¿En verdad respondemos a impulsos e instintos? ¿Realmente hay reacciones químicas en nuestro cuerpo que determinan el grado de bienestar que sentiremos al estar cerca de alguien? ¿Las mariposas en el estómago no son más que choques de diversas sustancias en el cuerpo? ¿Tiene sentido entonces decir que hay o no hay química con algún pretendiente?

Aunque me rehúso a pensar que la felicidad que siento al estar cerca de cierta persona tiene que ver con cuestiones químicas y no con una nube rosa que quiere que me suba en ella, no puedo negar que muchas veces, por más que me traten como princesa, la sensación no es la misma. El problema, como siempre, es saber si la otra persona siente lo mismo, si nuestro roce produce las mismas reacciones en su cuerpo y si, de alguna forma, tiene el impulso de venir a nuestro encuentro. Finalmente, por más que la química tenga algo que ver, por más que se pueda reducir el proceso a una serie de reacciones microscópicas, por más que logremos poner nombre y apellido a las sustancias que nos hacen enamorarnos y ser felices, sigue resultando infinitamente complejo entender al amor… sigue conservando su magia y, por lo tanto, la nube rosa sigue llegando a nuestros pies. Y eso es la parte más linda, divertida y esperanzadora de esta fuerza tan poderosa que mueve al mundo… que me mueve a mí.


1 comentario:

  1. Pues mira, el amor como tal existe y no tiene explicación. De verdad, te podrán decir que eso que ves es H20 concentrada refractando los rayos del sol pero para tí es un celaje con nubes rojas y de fuego que te arranca un suspiro de admiración. No les creas a los científicos, son unos pachecos.
    Lore

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