C'est moi



Je veux de l'amour, de la joie, de la bonne humeur... découvrir ma liberté... bienvenue dans ma realité.

viernes, 6 de marzo de 2009

Cowardy

En una conversación casual, una amiga me dijo que el mundo no está hecho para mí; respondí que, tal vez, yo soy la que no está hecha para el mundo. La razón de esta discusión: mi aparente cobardía para mostrar mis sentimientos y pensamientos a la gente que me rodea. No voy a negar que el “hallazgo” de mi amiga tuvo impacto en mí y me dejó pensando al respecto. ¿Qué significa ser valiente en el siglo XXI? ¿Cuál es la forma correcta de enfrentarnos al mundo? ¿Qué tipos de luchas son las que ahora debemos emprender? Y, en todo caso, ¿vale la pena la valentía?

Hace unos días, por mero impulso, me pinté el cabello de rojo. Sé que eso no me hace valiente y que, mucho menos, me posiciona en mayor rango dentro de la sociedad. Sin embargo, tratándose de mí, creo que ha sido un gran avance. Aunque sólo se trate de mi cabello, el tinte ha significado un progreso, pues hice lo que quise cuando quise hacerlo. Las críticas al nuevo estilo, al igual que las felicitaciones, no han modificado mi decisión ni me han hecho arrepentirme. Se trata de mi cabello, no del el del mundo; si a mí me gusta cómo me veo, si me siento contenta con el cambio, no me interesa lo que los demás puedan opinar. ¿Por qué la vida, la mente y las acciones más relevantes no pueden ser como el cabello? ¿Por qué hay tantas decisiones que se tienen que pensar antes? ¿Por qué no ser impulsivos en todos los aspectos de la vida?

Encontré que Mark Twain, alguna vez, dijo que la valentía es la resistencia ante el miedo y manejo de éste, mas no su ausencia. Suena fácil, pero no sé cómo manejar el miedo. Temo expresar lo que verdaderamente siento por miedo a causar daño a personas que quiero, temo darme cuenta de que he cambiado mucho en poco tiempo, temo ver que los caminos se separan cada vez más y comienzo a caminar sola en mi propio sendero, temo tener que aceptar todo esto y temo más tomar la actitud correspondiente y hacer lo correcto. ¿Me habrá llegado el momento de dejar de pensar, hacerle caso a mi cabeza y ser más impulsiva? ¿Y si la valentía resulta peor que mi habitual y cómoda cobardía?

Son muchos los impulsos que siento por minuto, pero pocas las acciones que llevo acabo impulsivamente; tiendo a ser más reflexiva y no hacer algo hasta no estar segura. Solía pensar que este modo de proceder facilitaba las cosas, pues, finalmente, evitaba los arrepentimientos. No obstante, parece que me equivoco una vez más. Hoy por hoy, mi continua indecisión ha complicado más cosas de las que ha resuelto… y ni así me animo a seguir mis impulsos y a vivir plenamente lo que quiero en este momento de mi vida. Puede que mañana me arrepienta, pero, el gusto de ser verdaderamente yo por un día nadie me lo va a poder quitar.

(Y aún después de escribir esto, sigo y seguiré sentada frente a la pantalla, imaginando miles de escenas en mi cabeza, miles de cosas que debería decir si siguiera el puro impulso, miles de situaciones que verdaderamente quiero vivir en este momento… y sigo sentada y, probablemente, sólo queden en mi mente. No soy valiente y no estoy hecha para este mundo, tal parece.)

2 comentarios:

  1. ...y, sin embargo, creo que por el hecho de escribir lo que leemos aquí, tu valentía es muchísimo mayor de lo que dejas ver.

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  2. Prima, debes decir lo que sientes, no tengas miedo. No temas ver como se abren los caminos, siempre se abren hasta llegar a una pared, una montaña o un mar y esos son sólo obstáculos, no el fin. Otros, tal vez para mal, hasta dan la vuelta Si sigues pensando en que el mundo no es para ti ni tú eres para el mundo vas a acabar siendo una amargada, como yo (sólo me falta el Vicodyn y ser médico para ser House. La cojera... ahí va. El sarcasmo, bueno… me he doctorado en él) No se nota, lo escondo bastante bien. Prima, te lo dice alguien que es muy miedoso (no para dragones, brujas, golpes, políticos, oscuridad, políticos again.) Soy un miedoso para cosas más importantes. Me cuesta confiar, entre otras cosas Si gustas, te invito un día a la Cineteca, nos bebemos un cafecito y, como no me gusta no me gusta dar consejos, te cuento los pasos a seguir para ser un amargado.

    Te has de ver bien de pelirroja.

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