C'est moi



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martes, 4 de enero de 2011

My own personal brand of sunscreen




Es un discurso/canción/mensaje/filosofía de vida que recordé mientras subía el post y decidí que puede estar padre tenerlo en mente).

Pues la tradición dice que en estas fechas uno debe hacer una larga lista de propósitos que, en el mejor de los casos, cumplirá a la mitad menos de la mitad de ellos. Hace muchos años que no escribo esa lista, sin embargo decidí que este año será diferente en todos lo sentidos, por lo que retomaré el viejo hábito. Además de los clásicos propósitos (como hacer ejercicio y comer más sano) y los obligatorios (como acabar la tesis, conseguir trabajo y titularme), este año tengo muchas más metas en la cabeza, bastante más concretas y con fechas establecidas para cumplirlas.

En esta entrada quiero concentrarme en un propósito en particular que, de alguna manera, engloba todo lo demás y puede ser una buena forma de empezar a vivir este año. La idea es no tomarme las cosas tan en serio, así de simple. Aclaro que tampoco se trata de tomarlas a la ligera, sino simplemente de dejar de preocuparme por anticipado y empezar a disfrutar cada momento. Me explico:

Los últimos meses del año pasado me di cuenta de que gran parte de mis corajes, berrinches, depresiones y enojos no estaban fundamentados en otra cosa más que en mi obsesión por correr antes de siquiera saber caminar. Me empeñé en crear competencias en donde no las había y buscar rivales en donde no los tenía. Olvidé que la única carrera que estoy corriendo es contra mí misma y que los únicos tiempos que deben importarme son los que yo establezca para mí. Me dejé dominar por mis miedos e inseguridades, permitiendo en el camino que muchos me pasaran encima y me enterraran más la cara en el lodo en el que yo misma la había metido.

Pero al final me di cuenta de que no tenía ninguna necesidad de ello; de que sé quién soy y (más o menos) lo que quiero… lo único que necesito mirar de vez en cuando para no olvidarlo es un espejo. Y fue en ese momento en que me empecé a divertir, lo empecé a disfrutar y, curiosamente, las cosas empezaron a fluir y funcionar de una manera diferente y, en definitiva, mejor.

Hace tiempo escuché una frase que decía algo así como que el éxito no está en la cima de la montaña, sino en el camino que se recorre para llegar a ella. Yo ya estoy en mi montaña y decidí que voy a disfrutar cada paso hacia la cima. Seguro habrá tropezones, caídas, retrocesos y cambios de ruta, pero mientras me mantenga en esa montaña, sólo se trata de seguir hacia delante. Así que, on y va!!




1 comentario:

  1. esa imagen del final fue mi fondo de pantalla casi un semestre completo. yo no le hago a eso de los propósitos de año nuevo (ósea sí, pero suelen ser estupideces como pasar recados telefónicos...), pero creo que es buena idea eso de tomarse las cosas un poco más a la ligera. creo que lo dice house en algun capitulo "lamentarse es muy sencillo, pero ser felíz, eso sí toma trabajo". me parece que no intensear es parte de lo mismo, e igual cuesta bastante trabajo. en fin, suerte con ese propósito y con esa montaña ;)

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