C'est moi



Je veux de l'amour, de la joie, de la bonne humeur... découvrir ma liberté... bienvenue dans ma realité.

martes, 21 de abril de 2009

Celebration

Cada persona, dentro de las 365 opciones que tenemos, tiene un día favorito del año. Hoy es el mío. La razón: me encanta tener un motivo extra para divertirme y sonreír todo el día, para recibir muchos abrazos, para llenarme de sorpresas y, sobre todo, para disfrutar de un año más. Generalmente, cada año en este día hago un espacio en la diversión para la reflexión. Estoy convencida de que no puede haber algún tipo de crecimiento que no esté acompañado de un proceso reflexivo que permita aprender de los errores y mantener un balance general en lo que me gusta llamar “mi recuento de daños anual”. Sabemos que de toda experiencia se puede aprender, que los errores deben fortalecernos, que cualquier caída es una oportunidad para levantarnos y seguir adelante y que lo más importante es perseguir nuestras metas sin olvidarnos de disfrutar el camino que nos lleva a ellas.

En mi “recuento de los daños” de este último año son muchísimas las cosas que se podrían agregar, tanto en la columna de ganancias como en la de pérdidas. Sin embargo, siempre hay aspectos más importantes que otros, que merecen más atención y que son los que más pueden dejar en nosotros. Este último año crecí, maduré, sufrí, lloré, reí, me divertí y vi, para variar, muchas nuevas facetas de la vida. En la vida, a veces, resulta agradable mirar hacia atrás y ver todo lo que hemos pasado, lo que hemos experimentado; antes de volver a mirar hacia delante, es reconfortante contemplar un momento todo lo que se ha quedado en el pasado pero que, de alguna forma, sigue y seguirá con nosotros en el futuro. En estos momentos en que cambiamos la mirada de dirección es casi inevitable que aparezca una sonrisa en nuestro rostro: lo ridículos que nos llegamos a ver, las estupideces que hicimos, las tonterías por las que nos enojamos, las veces que nos carcajeamos, las lágrimas que derramamos… todas son cosas que pasaron, por una u otra razón, y de las que debemos conservar lo mejor, sobre todo, las lecciones que nos hayan enseñado.

Los arrepentimientos y los “hubieras” suelen ser una constante en la vida de una persona. En mi caso, todos desaparecen en el largo plazo. Cuando la distancia temporal es lo suficientemente amplia como para poder revivir escenas que nos hicieron sentir mal y que en su momento quisimos cambiar, nos damos cuenta de que quienes somos el día de hoy está definido por quienes éramos en esos ayeres. Así, hoy día, no cambiaría nada de mi vida, absolutamente nada. Incluso los peores momentos, aquéllos en los que pedía a gritos que el mundo se detuviera un segundo, en los que imploraba al tiempo que pasara más rápido y me regresara a mi estado normal, en los que la confusión y el dolor me impedían vivir, en fin, todos esos recuerdos me han dejado gran cantidad de lecciones y creo que puedo presumir que he sabido aprovechar el aprendizaje. Siempre tropezaremos, lo importante es que no sea con las mismas piedras.

En el recuento más reciente, una vez más, la vida me ha demostrado que no hay nada como los amigos verdaderos. Afortunadamente puedo llenar más de una de mis manos con ellos y no puedo más que agradecerle a la vida por la oportunidad que me ha dado al conocer a personas tan maravillosas… y locas, la verdad sea dicha.

La segunda lección más importante, como tiene que ser, es respecto al amor. El último año, con sus subidas y bajadas, fue increíble. Repito: no le quitaría nada. Aprendí lo maravilloso que puede ser encontrar a una persona con la que haya completa confianza e inmensa complicidad; aprendí que el amor es algo que se tiene que construir a diario entre dos; aprendí que, aunque el amor no sea eterno, hay que pensarlo como tal y disfrutarlo al máximo; aprendí, en resumen, que el amor es un componente esencial en la vida de cualquier persona y por el que vale la pena luchar. Sin embargo, también descubrí que el amor se puede acabar, súbitamente y sin que uno lo pida; descubrí que hay que saber en qué momento se debe dejar de luchar y cerrar capítulos, antes de que el final se torne cada vez más negro; descubrí que hay un tiempo para todo, tanto en el inicio como en el fin de cualquier relación y que el mayor problema es cuando los tiempos entre los dos involucrados no corren con el mismo reloj. En un balance general, sólo me queda agradecer por todo lo que el amor me dio este año y seguir adelante en mi camino.

Gracias a todos los que hicieron de este año un año absolutamente maravilloso… ¡vamos por todos más!

1 comentario:

  1. Hay que aceptar las pérdidas o cambios y acostumbrarse a ellos... A algunos se les cae el cabello, sale panza, se atrofiarán las articulaciones, los pechos les llegarán al ombligo pero la papada cubrirá el sitio donde iban los senos.

    El perder nos hace ganar buenos y malos recuerdos. Así que perder es una ganancia.

    Que suerte tienes si puedes contar a tus amigos con dos manos. Conocidos y gente que me es agradable es una cantidad incontable. Pero amigos, lo que se dice AMIGOS, los puedo contar con una mano y me sobrarían dedos.

    No sé cuál es mí día favorito del año pero no es mi cumpleaños. Yo uso mi cumpleaños para comer mucho, mucho.

    Felicidades prima!!! Un besote y un abrazo.

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