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lunes, 11 de mayo de 2009

Sabiduría venusina cuestionada

Sabemos (porque de verdad es cierto) que los hombres vienen de Marte y las mujeres de Venus. Esta pequeña diferencia tiene grandes implicaciones, desde la forma de pensar hasta el idioma en el que hablan, pasando por las costumbres, los pasatiempos y la manera de reaccionar ante diversas situaciones. En toda esta complejidad, siempre había creído que las mujeres teníamos un plus frente a los hombres, el cual confundía a éstos últimos y nos daba grandes ventajas. Estoy convencida de que las mujeres tenemos un sexto sentido que nos permite ver, escuchar, sentir y saber cosas que los hombres no logran comprender, incluso si se les estrellan en la cara. Ese sexto sentido, creía, nos permitía conocer al sexo opuesto más de lo que ellos mismos se conocen; incluso nos permitía predecir sus acciones y pensamientos y llevarles la delantera en algunos aspectos. A pesar de que sigo convencida de este hecho, últimamente mis ideas han sido cuestionadas al punto de que, junto con una amiga, he establecido una nueva teoría que necesita más investigación empírica: el novio de alguna mujer es completamente predecible hasta que se convierte en el ex-novio.

Cuando una mujer pasa un tiempo considerable con un hombre logra conocerlo de una forma verdaderamente impresionante y saber exactamente qué pasa por su cabeza y qué va a hacer en todo momento. Claro, hay grados en este conocimiento y no siempre pasa, pero cuando sí pasa, puede llegar a niveles que asustan. Suponiendo que sí pasó esto, cuando la mujer deja de ver al individuo en cuestión (truene, pleito, fin de la relación, o lo que sea) cree que aún es capaz de saber lo que está pasando en su vida y su mente… hasta que los hechos demuestran lo contrario: hace cosas que jamás había hecho, se comporta como nunca lo había hecho, dice cosas que no hubiéramos esperado escuchar viniendo de él, rompe patrones e inaugura nuevos, entra y sale de las crisis como nunca lo había hecho, inaugura habilidades dramáticas dignas de Óscar, etc., etc., etc., etc. …

Este hallazgo es capaz de retar siglos de sabiduría femenina y quitar a las venusinas una gran ventaja que habíamos creído poseer. Probablemente, los marcianos tienen un poder aún mayor del cual no nos habíamos percatado: la capacidad de sorprendernos incluso cuando creíamos saberlo todo. Y entonces empiezan las complicaciones, pues una cosa es la sorpresa y otra muy distinta es darse cuenta de que no sabemos absolutamente qué esperar y qué nuevas extrañezas de comportamiento nos mostrarán.

Ahora me queda claro por qué hay tan gran variedad de libros sobre relaciones entre hombres y mujeres. Creo que es algo que escapa al entendimiento de cualquiera y, una vez más, la vida nos deja claro que la que manda y la que entiende qué pasa es ella y no nosotros, que sólo debemos aprender a asumir los nuevos retos y dinámicas que se nos presenten. No importa la cantidad de líneas que se escriban al respecto, Kissinger tenía razón: “nobody will ever win de battle of the sexes. There’s just too much fraternizing with the enemy”. Y cuando la fraternidad termina, las sorpresas inician y lo desconocido se extiende, una vez, cuando menos lo esperaba, ante una venusina que creía conocer a un marciano.


1 comentario:

  1. Estoy pero no estoy de acuerdo, prima. Debo aclarar que el ser predecible no es una cualidad de los novios o novias, es sólo de la gente predecible, la gente no muy inteligente... poco brillante... ¡está bien! de idiotas.

    Yo soy una de las personas menos predecibles que conozco. Sé que se espera de mí algún comentario ácido, sarcástico, comico o vulgar pero, aún así, no dejo de dar sorpresas.

    Y sí, los marcianos tenemos un poder secreto (mismo que no puedo revelar) Siempre podemos sorprender y es más fácil cambiar muchas cosas siendo hombre que mujer. Ustedes tienen otras ventajas.

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