C'est moi



Je veux de l'amour, de la joie, de la bonne humeur... découvrir ma liberté... bienvenue dans ma realité.

domingo, 27 de febrero de 2011

Oh no!

Si alguien ya lo dijo por mí, no puedo hacer más que citarlo.


don’t do love, don’t do friends
i’m only after success
don’t need a relationship
i’ll never soften my grip

don’t want cash, don’t want card
want it fast, want it hard
don’t need money, don’t need fame
i just wanna make a change

i just wanna change

i know exactly what I want and who I want to be
i know exaclty why I walk and talk like a machine
i’m now becoming my own self-fulfilled prophecy
oh, oh no! Oh no! Oh no-oh!

one track mind, one track heart
if I fail, I’ll fall apart
maybe it is all a test
‘cause I feel like I’m the worst
so I always act like I’m the best

if you’re not very careful
your possessions will possess you
TV taught me how to feel
now real life has no appeal

it has no appeal

i know exactly what I want and who I want to be
i know exaclty why I walk and talk like a machine
i’m now becoming my own self-fulfilled prophecy
oh, oh no! Oh no! Oh no-oh!

i’m gonna live, I’m gonna fly
i’m gonna fail, I’m gonna die


martes, 22 de febrero de 2011

De espejos y mudanzas

A veces, lo más difícil en esta vida es que nos pongan un espejo delante y nos obliguen a mirarnos tal cual somos, con todas nuestras virtudes pero, especialmente, con todos nuestros defectos. Y cuando hablo de un espejo, no me refiero precisamente a ese cristalito que refleja una imagen, sino cuando alguien se da a la tarea de convertirse en nuestro espejo personal y reflejar nuestra realidad sin sutilezas ni apreciaciones subjetivas. No es fácil encontrar este tipo de espejos, ni mucho menos tener el valor de mirarse en ellos, pues es ahí en donde encontraremos nuestras mayores debilidades sin pizca de maquillaje.

Paradójicamente, ese momento en el que nos desnudan y nos ponen todas esas debilidades en frente termina por enseñarnos nuestras fortalezas, las cuales probablemente habíamos olvidado en algún cajón profundo. Por lo tanto, ponerse frente a esos espejos es más que necesario en la vida de cualquiera y, aunque no se trata de agradecer con todo el corazón las cosas que nos hayan dicho, vale la pena algún mínimo reconocimiento por las consecuencias positivas que saldrán de ello. Cuando nos sentimos perdidos, cuando alguna pieza del rompecabezas se rehúsa a aparecer, cuando los caminos parecen ser muchos, cuando la fuerza de voluntad se empeña en esconderse, cuando la confusión impide ver el faro que guía el curso, es cuando debemos tener el valor de buscar ese espejo, mirarnos profundamente en él, corregir lo que resulte equivocado y seguir andando hacia adelante. 

No hace mucho tiempo me topé con uno de esos espejos, un par de ellos tal vez, que decidieron ponerse en frente en momentos en los que estaba a punto de olvidar quién soy, qué quiero y hacia dónde voy. Repito: no es fácil, pero termina por ser refrescante: un balde de agua fría que despierta y sacude el hartazgo, los pretextos, la procrastinación y las dudas; un golpe a la cabeza que obliga a las neuronas a reaccionar y al espíritu a levantarse.

Desde hace un par de años tengo muy claras las metas que pretendo alcanzar en mi vida, sin embargo, hay veces en que parecen difuminarse un poco y se empeñan en confundirse, pixelearse, alejarse o, simplemente, aparecer como algo imposible. Pero me di cuenta de que han sido esas metas las que me han conducido hasta donde estoy ahora, las que me han motivado a no tirar la toalla en los momentos más difíciles y las que me han dado el coraje para vencer los obstáculos que se me han puesto en frente.

Ahora que me encuentro en el horno de cocción del liderazgo (sí, así he decidido bautizar lo que serán los próximos 10 meses de mi vida), tiene sentido aquella frase que alguna vez dijo Steve Jobs:

“You cant connect the dots looking forward, you can only connect them looking backwards. So, you have to trust that the dots will somehow connect in your future, you have to trust in something... because believeing that the dots will connect down the road will give you the confidence to follow your heart...”

Las últimas semanas han sido intensas y han implicado replantear muchas cosas a corto y mediano plazo, pero la cima y la montaña siguen siendo las mismas. Los puntos se siguen uniendo, tal vez de formas bizarras e incomprensibles, pero me queda claro que estoy siguiendo mi corazón y que dentro de diez, quince o veinte años que mire hacia atrás, todos estarán claramente conectados y el camino, que ahora parece tan retorcido y confuso, acabará por tener sentido.

Pasé toda mi universidad a punta de repetirme todos los días un par de frases. Tal parece que las dejé archivadas en algún lado durante los últimos meses, pero, afortunadamente, nada en la memoria humana puede guardarse bajo llave y perderse para siempre. Ese cajón está abierto de nuevo, hasta arriba del archivero y listo para seguir escupiendo las frases que motivan a siempre dar un poquito más en esta carrera que llamamos desarrollo profesional y que, al fin de cuentas, es la vida. 



domingo, 13 de febrero de 2011

Cupido perdió la puntería

“Today is a holiday invented by greeting cards companies to make people feel like crap”
Joel Barish (sobre San Valentín)

Las fechas y el estado de ánimo actual exigían escribir algo relacionado a la efeméride dedicada a Cupido. Es curioso, porque todos los años suelo esperar con ansias esta fecha para que, por lo menos por un día, se justifique mi constante derrame de miel y cursilería. Vale la pena mencionar que en mi vida sólo he pasado un 14 de febrero verdaderamente enamorada y feliz de estar con una persona, preparando los regalos y haciendo planes para ir a cenar románticamente. Sin embargo, este año ha sido diferente, pues no sólo no he esperado la llegada de este día con impaciencia, sino que ha habido momentos en que me gustaría brincármelo en el calendario y simplemente pasar del 13 al 15. ¿La razón? Además de la ausencia de alguien a quien decir “be my Valentine”, es la pesada sensación de que algo falta, que el rompecabezas está incompleto y que la pieza perdida podría significar un importante cambio en mi vida, alguien con quien compartir todo por lo que estoy pasando (que es mucho como para soportarlo yo sola).

Nunca he sido, y me rehúso a ser, de esas personas que reniegan del Día del Amor y la Amistad, diciendo que es sólo producto de la mercadotecnia para justificar vender globos, tarjetas y chocolates tres veces más caros de lo que costarían cualquier otro día. Aunque no creo que necesitemos de una fecha específica en el calendario para celebrar el amor, siempre me ha gustado que esa fecha exista y nos otorgue un motivo más para demostrar a todos el cariño que sentimos por determinadas personas y agradecerles su compañía. El amor y los amigos son algo esencial en la vida de cualquiera y vale la pena tener un día al año que nos obligue a recordarlo. Si de algo puedo echarle la culpa a la mercadotecnia es de haber borrado la parte de la “amistad” en el festejo y dedicarlo sólo a los enamorados.

El 14 de febrero de este año será para mí un día como cualquier otro, sólo que con un poco más de trabajo de lo normal y demasiadas cosas en la cabeza en qué pensar. Probablemente ni tiempo tendré para recordar que Cupido no se ha dignado a visitarme en un tiempo, pero no deja de ser un pequeño zumbido constante en mi cabeza. Y dicen que las cosas llegan a su tiempo y que más vale dejar de buscar; y dicen que más vale sola que mal acompañada; y dicen que no debemos derramar lágrimas por nadie pues quien las merezca no nos hará llorar; y dicen… Pero la fotografía sigue estando incompleta y la sombra oscura que aparece a mi lado sigue sin terminar de decidirse a definirse y colorearse.

Al respecto, no sé si echarle la culpa a Cupido o a la falta de un manual para entender a los hombres y descifrar cada una se sus señales. Últimamente me ha hecho falta ese pequeño libro de instrucciones, pues todo parece indicar una cosa y al final resulta exactamente lo contrario. El que parecía estar muy interesado, pero no se decidió a respetarme y poner las cosas en claro; el que conocí un día y me buscó al día siguiente, pero después desapareció de la faz de la tierra; el que me buscó constantemente y me invitó a salir un par de veces, pero después pasó a ser un poco menos que un amigo; el que sólo se digna a dirigir la palabra cuando estamos en una fiesta y hay bebidas espirituosas de por medio; el que resultó ser un porteño increíble para hacer de un viaje una experiencia inolvidable, pero que ni siquiera ha aceptado la solicitud de amistad en Facebook; y el que todavía no se digna a cruzar por mi camino.

Sin embargo, a pesar de los madrazos, me rehúso a cambiar. La vida se ha empeñado en quitarme la ilusión, pero he decidido aferrarme a ella, pues perderla sería como perder mi esencia y una de las partes más importantes de mí. Y a este paso, ese manual terminaré por escribirlo yo… Eso, o esperar a que Cupido se cure su miopía y por fin atine una de las miles de flechas que me ha lanzada pero que no atinan bien el objetivo.