C'est moi



Je veux de l'amour, de la joie, de la bonne humeur... découvrir ma liberté... bienvenue dans ma realité.

lunes, 31 de enero de 2011

Mente vs. corazón 2.0

Hace un par de semanas apareció en mi TL de Twitter lo que se supone es “el chiste del día”. Los 140 caracteres que leí me parecieron todo menos chiste, incluso diría que compite por ser una de las grandes verdades de la vida con las que uno se topa por casualidad cuando menos lo espera.

“El cerebro es el órgano más destacado. Funciona 24 horas, 365 días al año, desde su nacimiento… hasta que se enamora”

Una vez más queda comprobado que la diversión acaba y los problemas empiezan cuando tenemos que poner de acuerdo al cerebro y al corazón. Si llegamos a este punto es porque algo en el rompecabezas no termina de embonar. Es decir, nos hayamos frente a una situación en donde la opción correcta parece la peor, y la incorrecta es la que más agrada… o viceversa. Confusión, coraje, risa, llanto, nervios, dolor y unas ganas constantes de mandar todo al demonio y hacer lo que sentimos seguidas de una convicción latente de que acabaremos mucho peor de lo que empezamos.

Mi vida ha sido eso los últimos días. La cabeza le ganó al sentimiento y en un momento de valor, lucidez o ceguera (que aún no me queda claro) tomé una decisión de la cual creo que me arrepentí a las pocas horas (que tampoco me queda claro). Desde entonces me debato entre dos opciones: 1) mantener mi postura, por más que cueste trabajo; 2) dar mi brazo a torcer, por más humillante, incómodo, inmoral y doloroso que sea. Estos últimos adjetivos parecieran indicar de manera clarísima cuál es el camino a seguir, pero aún así es difícil decidir elegirlo.

Y así, un día gana uno y al siguiente, el otro. Lo único claro es que nada se siente bien y todo parece excesivamente monótono, planeando estrategias que no funcionando e imaginando escenarios que nunca llegan. ¿Y la ilusión? Eso que une a la cabeza y al corazón cuando las cosas marchan bien, se esfuma por completo cuando empiezan a pelear… ésa es la principal razón por la que todo deja de ser divertido, pero no es sencillo volverla a encontrar. 



Independientemente de quién cante la canción y la cuestionable calidad musical de la misma.... me identifico plenamente con la letra en estos momentos.

miércoles, 12 de enero de 2011

Raise your glass if you're wrong in all the right ways

Temptation usually comes in through a door that has deliberately been left open.
Arnold H. Glasgow


El dicho dice “nunca digas nunca”… Es imposible estar seguros de que lo que bautizamos como “último” efectivamente será lo último y que no repetiremos esa acción en el futuro. He recurrido a las situaciones hipotéticas una, dos, tres veces y, de hecho, la tercera vez que lo hice comenté que esperaba que fuera la última. Pues resulta que no y que hoy regresaré a ese pequeño universo paralelo, con determinados personajes, que decidí crear en algún momento para contar mi historia… eso sí, sin olvidar que es hipotética (guiño!).

Fernandita se encuentra en uno de los momentos más confusos (en todos sentidos) de su vida. Como suele hacer en estos casos, decidió leer cuanta cosa se le pusiera enfrente que ella hubiera escrito en el pasado con el fin de re-encontrarse y recordar de dónde viene y hacia dónde quiere ir. Para su sorpresa, Fernandita se encontró con algunas viejas historias en las que no pudo evitar verse reflejada, de una forma igual o peor de incómoda, pero desempeñando ahora el papel antagónico. Sí, Fernandita es ahora Juanita. Al recorrer la mirada por esas líneas no pudo evitar recordar lo mucho que había sufrido en el pasado y las veces que había prometido nunca hacer lo mismo que le estaban haciendo a ella en esos momentos; recordó también los argumentos que pudo dar para afirmar que sólo era necesario un poco de sentido común para evitar encontrarse en una posición similar. Ante tan incómodo hallazgo, Fernandita intentó buscar todas las justificaciones posibles y cualquier indicio de que lo que ella hacía ahora era diferente, que no estaba actuando tan mal como podría parecer. No obstante no hubo justificaciones suficientes que la convencieran de que podía seguir jugando el mismo juego y esperar que no hubiera consecuencias. Y fue entonces cuando llegó lo peor: darse cuenta de que ella no es eso, no tiene porqué serlo, no quiere serlo… Sabe perfectamente que empezó a cavar su propia tumba desde el primer beso (tal vez antes); no necesita que nadie le diga hacia dónde se dirige, pues lo sabe perfectamente; no necesita que le anticipen cómo van a terminar las cosas, pues también lo sabe: alguien va a acabar llorando y, definitivamente, no va a ser él.

La vida suele ponernos a prueba de muchas formas, siendo cada reto más difícil y sorprendente que el anterior. Pareciera que el peor examen que puede ponernos la fuerza que rige el universo es retar nuestra voluntad, tentarnos con la manzana más apetitosa para después mostrarnos que es la más venenosa. Pero, ¿por qué habríamos de alejarnos si resulta tan agradable estar cerca de ella? La respuesta es simple: porque por más que lo intentemos, siempre acabaremos mordiéndola. 




martes, 4 de enero de 2011

My own personal brand of sunscreen




Es un discurso/canción/mensaje/filosofía de vida que recordé mientras subía el post y decidí que puede estar padre tenerlo en mente).

Pues la tradición dice que en estas fechas uno debe hacer una larga lista de propósitos que, en el mejor de los casos, cumplirá a la mitad menos de la mitad de ellos. Hace muchos años que no escribo esa lista, sin embargo decidí que este año será diferente en todos lo sentidos, por lo que retomaré el viejo hábito. Además de los clásicos propósitos (como hacer ejercicio y comer más sano) y los obligatorios (como acabar la tesis, conseguir trabajo y titularme), este año tengo muchas más metas en la cabeza, bastante más concretas y con fechas establecidas para cumplirlas.

En esta entrada quiero concentrarme en un propósito en particular que, de alguna manera, engloba todo lo demás y puede ser una buena forma de empezar a vivir este año. La idea es no tomarme las cosas tan en serio, así de simple. Aclaro que tampoco se trata de tomarlas a la ligera, sino simplemente de dejar de preocuparme por anticipado y empezar a disfrutar cada momento. Me explico:

Los últimos meses del año pasado me di cuenta de que gran parte de mis corajes, berrinches, depresiones y enojos no estaban fundamentados en otra cosa más que en mi obsesión por correr antes de siquiera saber caminar. Me empeñé en crear competencias en donde no las había y buscar rivales en donde no los tenía. Olvidé que la única carrera que estoy corriendo es contra mí misma y que los únicos tiempos que deben importarme son los que yo establezca para mí. Me dejé dominar por mis miedos e inseguridades, permitiendo en el camino que muchos me pasaran encima y me enterraran más la cara en el lodo en el que yo misma la había metido.

Pero al final me di cuenta de que no tenía ninguna necesidad de ello; de que sé quién soy y (más o menos) lo que quiero… lo único que necesito mirar de vez en cuando para no olvidarlo es un espejo. Y fue en ese momento en que me empecé a divertir, lo empecé a disfrutar y, curiosamente, las cosas empezaron a fluir y funcionar de una manera diferente y, en definitiva, mejor.

Hace tiempo escuché una frase que decía algo así como que el éxito no está en la cima de la montaña, sino en el camino que se recorre para llegar a ella. Yo ya estoy en mi montaña y decidí que voy a disfrutar cada paso hacia la cima. Seguro habrá tropezones, caídas, retrocesos y cambios de ruta, pero mientras me mantenga en esa montaña, sólo se trata de seguir hacia delante. Así que, on y va!!